4 razones por las que el estrés puede ser útil

A menudo se considera que el estrés es un villano en nuestra vida cotidiana, pero hay un lado del estrés que en realidad es bastante beneficioso. Yo solía pensar que el estrés no era más que una fuerza negativa, algo que había que evitar a toda costa. Pero con el tiempo, me di cuenta de que el estrés, si se gestiona correctamente, puede ayudarnos a rendir más y a alcanzar nuestros objetivos.

Un día, tenía una montaña de tareas pendientes y los plazos se acercaban rápidamente. Al principio, el estrés me pareció abrumador, pero en lugar de dejar que me paralizara, decidí canalizarlo de otra manera. Me di cuenta de que el subidón de adrenalina me hacía estar más alerta y concentrada. Este agudo sentido de la conciencia me ayudó a abordar mis tareas con más eficacia. Terminé el trabajo más rápido de lo esperado, con un nivel de precisión que no había alcanzado antes.

Esto me despertó la curiosidad por saber cómo actúa el estrés en el organismo. Cuando uno está estresado, el cuerpo libera adrenalina y cortisol. Estas hormonas aceleran el cerebro y mejoran la concentración y la capacidad de resolver problemas. Es como la forma natural que tiene el cuerpo de afilar las herramientas mentales. Me di cuenta de que era más capaz de resolver problemas complejos, algo que no habría conseguido en un estado de relajación.

Curiosamente, también descubrí que el estrés puede desencadenar la liberación de endorfinas. Estos analgésicos naturales pueden hacerte sentir más positivo y con más energía. Es como recibir un estímulo natural, que puede ser especialmente útil cuando te enfrentas a situaciones difíciles. Empecé a ver el estrés no como un enemigo, sino como una fuente de energía que podía aprovechar.

Sin embargo, esto no significa que todo el estrés sea bueno. El estrés crónico puede ser perjudicial, pero las explosiones cortas de estrés pueden ser increíblemente beneficiosas. Empecé a utilizar esto en mi beneficio, planificando mis tareas de forma que aprovechara esas ráfagas. Por ejemplo, me fijaba plazos ajustados para invocar esa respuesta productiva del estrés. Te invito a leer mi artículo.

Mejora del rendimiento y la Productividad.

Las situaciones estresantes solían asustarme, pero ahora las veo como oportunidades para brillar. Uno de los cambios más importantes en mi forma de pensar fue darme cuenta de que la preocupación podía ayudarme a mejorar y a hacer más cosas. En el trabajo, una vez tuve que ocuparme de varias tareas importantes a la vez. Aunque la presión era muy alta, me di cuenta de algo interesante.

En mi cuerpo pasaban muchas cosas. Tenía que prestar más atención a las cosas que tenía que hacer porque estaba estresada. Al final, descubrí que se debía a la liberación de adrenalina. La adrenalina acelera el ritmo cardíaco y te da más energía, preparándote para afrontar los problemas. Es como si tu cuerpo se preparara para la batalla, asegurándose de que estás listo para cualquier cosa que se te presente.

También me di cuenta de que mi capacidad para resolver problemas mejoraba en esos momentos de mucho estrés. El cortisol es una hormona que se libera cuando estás estresado. Puede mejorar la memoria y la atención. Esta reacción biológica me facilitaba pensar con claridad y tomar decisiones más rápida y correctamente. A veces sentía que la preocupación me ayudaba a pensar con más claridad que cuando estaba menos estresada.

También aprendí que la preocupación puede hacerte físicamente más fuerte, lo cual fue muy interesante. Por ejemplo, cuando me preparaba para una gran actuación, la preocupación que sentía me hacía practicar más y dar mi discurso con más confianza. Una de las razones es que llega más sangre al cerebro, lo que hace que funcione mejor y te ayuda a mantener la concentración.

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Desarrollando Resiliencia a través del estrés

Aprendí que era importante mantener una actitud alegre. Cuando pensaba en posibles respuestas en lugar de  problemas, las situaciones estresantes me parecían a menudo menos aterradoras. Este cambio en mi forma de ver las cosas me ayudó a ser más adaptable. Ser consciente significaba permanecer en el presente y no dejar que los “y si…” me afectaran. Esta práctica me ayudó a mantener la calma y el control, incluso cuando las cosas iban mal.

Conectar con otras personas fue otra parte importante de la resolución. Hablar de mis sentimientos con compañeros de trabajo, amigos y familiares me ayudó a sentirme mejor y me aportó nuevas ideas. Estas conversaciones ayudaron a las personas a afrontar mejor los acontecimientos estresantes y a sentirse menos solas. Hablar con alguien que se preocupa por ti puede ayudarte a sentirte mejor.

Me enseñó a fijarme objetivos alcanzables y a dividir las grandes tareas en otras más pequeñas que pudiera llevar a cabo. Este método evitó que me estresara demasiado y me ayudó a seguir avanzando, incluso cuando las cosas eran realmente estresantes. Celebrar las pequeñas victorias a lo largo del camino me ayudó a sentirme mejor conmigo misma y reforzó mis habilidades para afrontar el estrés.

También era importante dormir lo suficiente y tener una buena vida. El estrés a menudo me impedía dormir, pero descubrí que anteponer el descanso y la relajación me ayudaba a volver a la normalidad y a afrontar mejor los problemas. Una dieta sana y el ejercicio regular me ayudaban a mantenerme enérgico, lo que me facilitaba afrontar las preocupaciones.

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El estrés como motor de motivación

Solía pensar que la preocupación era sólo algo malo, pero cuando empecé a pensar en ella como algo que me impulsa, las cosas cambiaron de un modo interesante.

El estrés puede ser una fuerza poderosa que hace avanzar las cosas. Tu cuerpo libera adrenalina cuando estás estresado, lo que te prepara para enfrentarte a los problemas. Este subidón de energía puede empujarte a dar lo mejor de ti. Me concentré y resolví mejor, y superé cosas que normalmente me habrían frenado.

También descubrí que fijarme objetivos claros y difíciles me ayudaba a convertir mis preocupaciones en trabajo. Tener objetivos claros me daba una sensación de dirección y propósito, lo que me ayudaba a afrontar mejor el estrés. Cada objetivo que alcanzaba me motivaba más, lo que creaba un buen bucle de retroalimentación.

Otra cosa que hice fue dividir los trabajos grandes en pasos más pequeños que fueran más fáciles de manejar. Este método hacía que el trabajo pareciera menos abrumador y me indicaba el camino a seguir. Emprender estos pequeños trabajos de uno en uno me mantenía motivado y evitaba que me estresara demasiado.

Es interesante que el estrés también me hiciera más creativo. La mayoría de las veces tenía que pensar de forma diferente para encontrar la manera de cumplir plazos ajustados. Pude alcanzar mis objetivos y disfrutar más de mi trabajo porque tenía que pensar en nuevas formas de resolver los problemas. Tuve que buscar nuevas ideas y formas de hacer las cosas que de otro modo no se me habrían ocurrido debido a la presión.

Crecimiento Personal Gracias al estrés

Enfrentarme al estrés sin rodeos ha supuesto uno de los mayores crecimientos personales de mi vida.

Esta introspección me ha revelado puntos fuertes que antes no había valorado del todo. Descubrí que podía soportar más presión de la que pensaba y que el estrés podía sacar lo mejor de mí. Fue entonces cuando me di cuenta de que el estrés podía ser un poderoso catalizador del desarrollo personal.

Empecé a ver las situaciones estresantes como oportunidades para aprender y crecer. Cada reto era una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades y mejorar las que ya tenía. Por ejemplo, la gestión de un proyecto muy estresante me enseñó valiosas técnicas de gestión del tiempo y resolución de problemas. Me volví más experta en priorizar tareas y mantener la concentración bajo presión.

El estrés también me animó a salir de mi zona de confort. Enfrentarme a mis miedos y afrontar situaciones difíciles me ayudó a ganar confianza y resistencia. Cada vez que superaba un reto estresante, sentía una sensación de logro que aumentaba mi autoestima y reforzaba mi confianza en mis capacidades.

Además del crecimiento profesional, el estrés también me aportó importantes conocimientos personales. Los periodos difíciles me llevaron a reevaluar mis opciones vitales y a hacer cambios positivos. Por ejemplo, el estrés de un trabajo exigente me hizo darme cuenta de la importancia del equilibrio entre la vida laboral y personal. Esto me llevó a buscar aficiones e intereses fuera del trabajo, lo que enriqueció mi vida y me proporcionó una perspectiva más saludable.

También descubrí que el estrés me ayudó a desarrollar la empatía y la compasión. Experimentar mis propios problemas me hizo comprender mejor los de los demás. Esto mejoró mis relaciones y me convirtió en mejor amigo y colega.

Para afrontar el estrés con eficacia, adopté varias técnicas que fomentaban el crecimiento personal. Las prácticas de atención plena, como la meditación y los ejercicios de respiración profunda, me ayudaron a mantenerme presente y con los pies en la tierra. Estas prácticas no sólo redujeron el estrés, sino que también mejoraron mi bienestar general.

La actividad física regular fue otra estrategia clave. El ejercicio no sólo aliviaba el estrés, sino que también mejoraba mi estado de ánimo y mis niveles de energía. Se convirtió en una parte vital de mi rutina y me ayudó a mantener una actitud positiva incluso en los momentos difíciles.

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